Ayer,
en el marco de las actividades programadas por la Concejalía de Igualdad del
Ayuntamiento de Coslada con motivo del 8 de Marzo, se celebró la
tradicional Marcha por la Igualdad. En la organización intervino
asimismo el Consejo de la Mujer y se contó con la colaboración de la asociación
Coslada en Bici.
Este año por vez primera se han
implicado varias AMPAS del municipio, en concreto de los centros William
Shakespeare, Alfredo Landa, El Olivo, Miguel Catalán, Menéndez Pidal, Virgen
del Henar y Manuel de Falla.
El alcalde de Coslada, Ángel
Viveros, que participó en la Marcha, se felicitó por «la amplia
respuesta de la ciudadanía a esta iniciativa que lo que pretende es visibilizar
la lucha de las mujeres por la igualdad y por erradicar lacras como la de la
violencia de género. Desde el Ayuntamiento promovemos el avance en este campo,
así como el empoderamiento de las mujeres”; en este sentido, recordó
que “recientemente hemos aprobado el IV Plan de Igualdad del
municipio».
Por su parte la concejala de Igualdad,
Teresa González Ausín , afirmó que «la Marcha de la
Mujer, al igual que todas las actividades que se han desarrollado durante esta
semana pretenden visibilizar, denunciar, reivindicar e invitar a la reflexión
sobre las situaciones de desigualdad que perpetúan la discriminación
estructural que sufren las mujeres».
Aunque todavía
queda alguna actividad por realizarse, la edil responsable en la materia
aprovechó para hacer un primer balance “muy positivo en lo que a
materias, interés y participación se refiere en el programa preparado con
motivo del 8 de Marzo”.
1.200
personas
La actividad comenzó con la
recepción y acreditación de las personas participantes y una master class de
calentamiento. Alrededor de 1.200 personas respondieron a la
convocatoria en un ambiente festivo y reivindicativo, en el que no faltó una
batukada, que amenizó el recorrido.
Al final del acto se leyó el Manifiesto
por el 8 de Marzo en el que se denunciaba que «son las mujeres,
las que continúan asumiendo el trabajo de cuidado del hogar y la familia,
incluyendo el sustento emocional, trabajo que continúa sin estar reconocido, ya
sea en los propios hogares o a través de las condiciones de precariedad laboral
en el que se desarrolla».
El manifiesto también
abundaba en el hecho de que «la brecha salarial, las mayores cifras
de desempleo, la segregación laboral, las peores condiciones de empleabilidad y
las dificultades para alcanzar puestos de responsabilidad, las dificultades
para el acceso a una pensión digna, son algunas de las dificultades a las que
se continúan enfrentando las mujeres en el ámbito laboral y económico».